viernes, 26 de septiembre de 2014

Vivimos en una caverna

“A todos los niños y jóvenes que quieren crecer con libertad”
Había una vez, una  caverna, donde se encontraban un grupo de hombres, prisioneros de nacimiento encadenados de forma tal, que solo podían mirar hacia el fondo de la cueva, una hoguera y figuras manipuladas por otros hombres que proyectaban en esa pared todo tipo de sombras, para los prisioneros, las sombras eran la única referencia del mundo exterior. Esas sombras eran su verdad, eran su mundo, su realidad. Uno de los prisioneros era liberado y se le permitía ver por fuera de la caverna, ¿Qué tanto tiempo le tomaría acostumbrarse al exterior, después de toda una vida de encierro? Posiblemente su reacción sería un profundo temor a la realidad, pero podía entender lo que era un árbol, el mar, el sol. De esta manera,  este hombre descubre la verdad y pudo ver la realidad tal cual es, no como la hacían ver esos hombres que manipulaban las figuras en la caverna, pudo entender el gran engaño que era la caverna. Pudo discernir entre el conocimiento, la ilusión y la realidad.  El prisionero entra  de nuevo, al interior de la caverna para "liberar" a sus antiguos compañeros de cadenas, lo que hace que éstos se rieran de él, lo consideraban un loco. El motivo de la burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al verse ahora cegado por el paso de la claridad del Sol a la oscuridad de la cueva. Cuando este prisionero intenta desatar y hacer subir a sus antiguos compañeros hacia la luz, éstos son capaces de matarlo y que efectivamente lo harán cuando tengan la oportunidad, con lo que se entrevé una alusión al esfuerzo de ayudar a los hombres a llegar a la verdad. (Platón)

0 comentarios:

Publicar un comentario