sábado, 24 de septiembre de 2016

La generación Z

Los primeros representantes de la generación Z, nacidos entre 1994 y 2009, están abandonando los campus universitarios y tomando la calle para buscar trabajo y reclamar su puesto en la sociedad. ¿Qué tiene de novedoso este grupo? Algo muy valioso hoy día, ya que se trata de la primera generación que ha incorporado las nuevas tecnologías e internet a su vida desde el comienzo de su educación y sabe lo que es crecer en un periodo de crisis económica, pero, estos son los auténticos nativos digitales, ya que se han encontrado el internet en casi todas las facetas de su vida, con el agravante que supone la deshumanización y la reducción de las posibilidades de encontrar un trabajo. La Generación Z sabe que muchas de las profesiones a las que dedicarán su tiempo no existen todavía, por lo que no toman en serio la preparación del viejo plan educativo. Creen que la educación es el medio, no el fin. Se enfocan en aquello que los atrae o para lo que tienen más talento. Dan poco valor a la cultura general, manifiestan serias lagunas en la expresión oral o escrita, y prestan poca atención a todo aquello que no otorgue resultados a corto plazo, características dadas por la inmediatez a la que están acostumbrados con las nuevas tecnologías, según un informe de Deusto Business School.

Según Iñaki Ortega, esta generación sabe que el mundo se ha hecho pequeño, sabe que la diversidad es necesaria en cualquier sociedad moderna, y que el desarrollo democrático aunado al tecnológico, es imparable y genera nuevos derechos humanos. En esta generación destacan la creatividad y adaptabilidad a los entornos laborales emergentes, y desconfían fuertemente del sistema educativo tradicional, lo que permite explorar nuevos métodos de aprendizaje centrados en lo vocacional, en las experiencias y en el respeto hacia otras opiniones y estilos de vida. Son jóvenes autodidactas, creativos y sobreexpuestos a la información, no entienden de jerarquías ni compartimentos, lo que hace presagiar que el cambio generacional va a ser mucho más radical que el protagonizado por los millennials. Las nuevas tecnologías han condicionado su forma de aprender, gracias a internet se han acostumbrado desde pequeños a no depender tanto de padres y docentes para adquirir conocimientos. La capacidad para organizar y transmitir la información de estos jóvenes es flexible y con una gran facilidad para compartir, lo que les hace estar preparados para trabajar en entornos multiculturales y globales.

Los que ya se encuentran en el mercado laboral se están encontrando con un mercado de trabajo que les ofrece pocas oportunidades, les preocupa no encontrar un empleo acorde a su personalidad, además de no tener posibilidades de crecimiento profesional y no poder alcanzar las metas que se marquen a lo largo de sus carreras. Además, a la hora de estudiar una oferta de trabajo tomarán en cuenta el comportamiento ético del empleador. Sara Izquierdo, de 19 años, Premio Nacional de Bachillerato, asegura que “los jóvenes, porque lo he visto en mi entorno, somos conscientes de que hay que cambiar las cosas y de que NO vamos a trabajar para una empresa que, por ejemplo, haya tenido antecedentes de corrupción”. Para Meriem El Yamri, -de 21 años, premio Startup Programme, un programa educativo que tiene como objetivo fomentar el espíritu emprendedor en el ámbito universitario y que ganó este año junto a su equipo de la Universidad Complutense por una propuesta de servicio en la nube que proporciona estadísticas de los datos geo localizados-, el reto para las empresas es cambiar la forma de hacer las cosas y aprender que una normativa más relajada y unos horarios flexibles ayudan a aumentar la productividad y a generar un mejor ambiente de trabajo. Por otro lado, las empresas deben adaptarse a unas nuevas exigencias que pueden originar cambios en sus estructuras organizativas. “Crecer en cuanto al sentimiento de participación en la compañía, más que el simple hecho de trabajar con un horario marcado e inamovible, debe ser el reto a conseguir para las empresas en la nueva era, afirma el emprendedor y diseñador gráfico Néstor Palao, de 18 años. Los alumnos de la generación Z demandan una enseñanza más práctica y flexible, menos formal, orientada a experiencias y habilidades que les ayuden a afrontar un futuro laboral caracterizado por la incertidumbre, con profesiones nuevas, vinculadas a proyectos colectivos de trabajo en red, con la creatividad como componente principal. “El sistema educativo está anquilosado en las inquietudes de una generación pasada que nada tiene que ver con el mundo en el que vivimos”, matiza el emprendedor Luis Iván Cuende, de 20 años. ¿Se adaptará la sociedad a los jóvenes Z?

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