Los sistemas de salud de America latina se han
caracterizado por la inequidad y exclusión social, y desde su origen se han
desarrollado bajo un modelo de segmentación y fragmentación conveniente a los
intereses políticos y económicos de los sistemas de gobierno neoliberales, los
mismos poderes que se extienden al interior de los institutos. Los modelos sanitarios no se centran en la prevención de
enfermedades y promoción de la salud, tampoco en las necesidades y expectativas
de los usuarios, sino en el diagnostico y en la curación de la enfermedad
apoyándose de manera excesiva en el soporte tecnológico, asistencialismo que se
fragmenta al interior de los establecimientos y se desintegra en los otros
niveles de atención, lo que ocasiona perdida de continuidad, calidad y economía
en el sector.
Los sistemas de salud deben reinventarse para enfrentar los
grandes retos como la pobreza, la desigualdad social, la transición demográfica
y epidemiológica que se manifiesta en la morbilidad y mortalidad incrementada por
cáncer, crónico degenerativos y cardiovasculares, además de una población cada
vez más informada, con mayores expectativas y demanda de calidad de los
servicios.
Los hospitales pertenecen a un sistema fragmentado y
segmentado, cuyo desempeño se basa en la actividad curativa, en la cama
hospitalaria, y es en esta donde se concentra todo el gasto y preocupación de
los actores. Los déficits de cobertura, un primer nivel no resolutivo y la cronicidad
de los escasos recursos en los hospitales, hacen que de manera permanente el
sector sanitario viva en un estado de crisis por el desequilibrio entre la
demanda creciente de la población y la oferta limitada de los servicios de
salud.
A pesar de los esfuerzos de diferentes organismos para
organizar los sistemas de salud, los resultados han sido desalentadores, con
excepción de Chile, Costa Rica y Cuba que tienen los mejores indicadores
sanitarios. En México, desde la creación del sistema de salud en 1943, son tres
los institutos responsables de proveer servicios de salud a los mexicanos:
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios
Sociales de los trabajadores del Estado (ISSSTE) e Instituto de Seguridad
Social de las Fuerzas Armadas de México (ISSFAM), y con la reforma estructural
en materia de salud del 2003, surgió el Sistema de Protección Social en Salud,
cuyo brazo operativo es el Seguro Popular, y ni con todo este esfuerzos, se
abatió el funcionamiento fragmentado y desintegrado, y hasta ahora no se han
resuelto los desequilibrios financieros ni la segmentación del acceso a atención a la salud. Por lo
tanto, es necesario virar hacia nuevas modalidades con el fin de incrementar la
cobertura de atención sanitaria en los países de américa latina, apoyándose en
la red, la sistematización y las tecnologías de la información.
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