Hay cosas con las que nos encantamos de la educación, una de ellas es la idea de la linealidad, es decir; se inicia aquí y se va a través de un trayecto, y si se hace todo bien, terminará establecido en una posición para el resto de su vida. Creamos nuestras vidas en simbiosis mientras exploramos nuestros talentos en relación con las circunstancias que contribuyen a crear para nosotros. Pero ya saben, nos hemos obsesionado con esta idea de la linealidad, y probablemente la aspiración máxima de la educación es entrar a la universidad. Creo que estamos obsesionados con hacer que la gente entre a la universidad, a ciertos tipos de universidad. No quiero decir que no deban ir a la universidad, pero no todos necesitan ir a la universidad, y no todos necesitan ir ahora. Tal vez van más tarde, no de inmediato.
En una ocasión, en una librería había un hombre comprando un libro, de unos treinta años, y le dije ¡Hola! ¿A qué te dedicas?, y él dijo: soy bombero. Le dije: ¿Cuánto tiempo llevas siendo bombero? él dijo: siempre, siempre he sido un bombero. Y yo le dije: bueno, ¿Cuándo decidiste ser bombero? él dijo: cuando era niño, aunque en realidad eso fue un problema para mí en la escuela, porque en la escuela, todo el mundo quería ser bombero, pero yo ¡Realmente quería ser un bombero!, aunque mis profesores no lo tomaban en serio. En especial un maestro, me dijo que iba a desperdiciar mi vida si eso es todo lo que elegía hacer, que debería ir a la universidad y convertirme en un profesional -ser alguien importante-, que tenía un gran potencial, y que yo estaba desperdiciando mi talento en ser solamente un bombero. Recuerdo que fue humillante para mí, porque él me lo dijo frente a toda la clase, realmente me sentí muy mal. Pero es lo que yo quería, y tan pronto que salí de la escuela, me postule para el cuerpo de bomberos y fui aceptado. Recientemente estuve pensando en ese profesor, me acuerdo mucho de él, hace seis meses le salve la vida. Tuvo un accidente de auto, y lo saque de su automóvil, estaba en paro, le di resucitación cardiopulmonar, y también le salve la vida a su esposa. Creo que ahora, ese profesor, piensa mejor de mí. (Ken Robinson, 2010)
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