viernes, 10 de octubre de 2014

Elogio y reconocimiento



A principios del siglo XIX, un joven londinense aspiraba a ser escritor. Pero todo parecía estar en su contra. Solo pudo ir a la escuela cuatro años. Su padre había sido encerrado en la cárcel por no poder pagar sus deudas, y con frecuencia este joven se sentía desalentado.
Finalmente; consiguió un trabajo pegando etiquetas en las botellas de un depósito infestado de ratas. Tenía tan poca confianza en su capacidad que escondía lo que escribía. Luego de un tiempo en vio por correo su primer manuscrito, producido en la oscuridad de la noche, de modo que nadie pudiera reírse de él. Sus cuentos fueron rechazados uno tras otro. Hasta que llego el gran día en que uno de ellos fue aceptado.
Es verdad que no le pagaron por él, pero un editor lo había elogiado. ¡Un editor le había brindado su reconocimiento! Estaba tan emocionado que camino sin rumbo por la ciudad, con lágrimas cayéndole por las mejillas.
El elogio y el reconocimiento que había recibido al lograr que se imprimiera uno de sus cuentos le cambiaron la vida. Si no fuera por aquel aliento, podría haberse pasado toda la vida trabajando en lugares bajos. Tal vez conozcas el nombre de aquel joven: Charles Dickens.
La gente trabaja por dinero, pero dará siempre un paso más si obtiene reconocimiento.

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